Blanco y Negro

Citas tomadas de la versión antigua Reina-Valera 1602, 1909.

 

“Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo.”

2 Juan 9

 

El primer día de este 2011 coincidió en día domingo y además Dios me dio el privilegio no solamente de llevar el sermón de la reunión general en la Iglesia, lo que siempre me es de gran gozo, sino además tuve el gran privilegio de llevar la reunión de jóvenes y a ellos mismos usó Dios para inspirar este mensaje.

 

Con ellos aprendí mucho acerca de la verdad que tenemos como cristianos y ellos lograron deducir cuatro aspectos importantísimos que DEBEMOS tener como cristianos y que aparecen bastante bien descritos en esta segunda carta de Juan.

 

Durante ya algún tiempo he estudiado a este apóstol en ciertos aspectos, y pienso que jamás me va a dejar de sorprender su manera de expresarse. Él no se anda por las ramas y no usa medias tintas. El observa la relación con Dios en blanco y negro; es decir, o se está con Él o no se está. O se tiene a Dios en su vida, o no se tiene. Me hace imaginarme en un campo de batalla en donde hay dos bandos peleando. Si usted se encontrara en ese lugar, usted tiene que escoger un lado, pues el peor lugar para estar es precisamente en medio de la batalla; donde nadie sabe si eres aliado o enemigo. Y en sí, como en medio no hay una definición clara, no hay uniforme que te distinga, y tus matices son bastante confusos, es lógico que ambos bandos irán contra ti, pues nadie sabe si eres melón o sandía.

 

Si consideramos esa analogía con lo que escribe Juan en sus cartas principalmente, vemos por qué es tan importante tomar una decisión, allegarse a un lado. El pasaje que tomo revela precisamente una de tantas situaciones “blanco-negro” en las que cualquiera de nosotros está inmerso. Me llama la atención sobre todo cuando dice: “persevera en la doctrina de Cristo” pues es uno de tantos pasajes que han sido malinterpretados a lo largo de la historia de la Iglesia, y si no tenemos cuidado, podemos torcer el renglón y caer en el error de pensar que para mantenerse siendo cristiano, depende de cómo nos comportemos en nuestro cristianismo, si permanecemos sin pecado, si no somos rebeldes, y llegamos a concebir la idea de que si fallamos, ya no tenemos a Dios. Eso es totalmente falso; la salvación no depende de lo que hagamos nosotros o no, sino de lo que hizo Jesús en esa cruz al pagar nuestros pecados y de la gloriosa resurrección que nos justificó delante de Dios desde que creímos y le aceptamos como nuestro Salvador.

 

¿Qué significa entonces perseverar en la doctrina de Cristo? Parece uno de esos pasajes misteriosos que aparentemente contradice la correcta creencia de Una vez salvo, para siempre se es salvo  y que los indoctos e incrédulos adoran tocar usados obviamente del mismo diablo para hacer tambalear nuestra fe. Aquí es donde cabe el estudio conjunto que hicimos en la reunión de jóvenes cuando tocamos esta pequeña pero fascinante carta. Dedujimos cuatro aspectos que muestra cualquier cristiano verdadero cuando persevera en la doctrina de Cristo: 1) Alcanzar, 2) Hacer, 3) Crecer y 4) Obedecer. Estas cuatro joyas están dentro de este cofre de tesoros llamado 2-Juan. Sólo es cuestión de encontrarlas. Veamos:

 

1) ALCANZAR

 

“Por la verdad que está en nosotros y será perpetuamente con nosotros:”

2 Juan 2

 

Hablo precisamente de alcanzar el cristianismo. En realidad no es que nosotros alcanzamos la salvación de nosotros mismos, sino Cristo nos alcanzó y nos salvó. La Biblia dice: “Nos llamó con vocación santa” (2 Timoteo 1:9), así que debemos recordar siempre que somos cristianos porque Él nos llamó, Él nos salvó, Él se acercó. El pasaje habla de una verdad que está en nosotros, que está para siempre con nosotros, y esa verdad es Jesucristo mismo (Juan 14:6 por cierto). Antes de soltar el asunto de perseverar en la doctrina de Cristo, Juan dejó más claro que el agua, que Jesucristo una vez que llega a nuestras vidas, JAMÁS SE VA. En otras palabras, para que alguien en realidad persevere en la doctrina de Cristo debe estar plenamente consciente y convencido de que es cristiano para siempre. Si usted tiene dudas acerca de su cristianismo eterno, es como estar en medio del campo de batalla que mencionaba al principio. Es necesario que decida por la verdad para que ella llegue, esté en usted y será perpetuamente con usted. La duda es como la neblina en un camino, hace muy difícil la visibilidad. Juan al escribir esta carta, le dice a la señora elegida en pocas palabras que ante todo NO TENGA DUDAS DE SU SALVACIÓN ETERNA. Jesús lo ha alcanzado a usted. Ya tiene su verdad. Este es un punto que usted tiene a favor para perseverar en la doctrina de Cristo.

 

2) HACER

 

“Y este es amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: Que andéis en Él, como vosotros habéis oído desde el principio.”

2 Juan 6

 

Para perseverar hay primero que empezar a hacer las cosas, y después hacerlas una y otra y otra vez. Aquí Juan usa un verbo muy interesante: Andar. Y es natural usarlo pues implica un proceso repetitivo (como el de dar pasos), para llegar a una meta, y en nuestro caso, se cumple el mandamiento de andar en Él para mostrar nuestro amor a Dios. Hacer implica entonces ser y actuar como Cristo, siguiendo sus pisadas, tal como Pedro lo escribió en 1 Pedro 2:21 y eso es algo que nadie puede hacer si no tiene a Cristo en su vida. Es lógico pensar que cuando alguien hace las cosas repetitivamente y de manera perseverante es porque le gusta y apasiona, y no se va a rebelar en contra de eso que hace. Así vemos deportistas, profesionistas, músicos, pintores, etc. invirtiendo horas y horas de ardua labor sin rendirse ni rebelarse en contra de lo que hacen, sólo por lograr la excelencia en sus obras. ¿No cree usted que es exactamente lo mismo que quiere Dios enseñarnos por medio del apóstol del amor? Luego entonces dice la Biblia: Que andéis en Él.

 

3) CRECER

 

“Porque muchos engañadores son entrados en el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Este tal el engañador es, y el anticristo.”

2 Juan 7

 

Todos lo hemos visto: Cualquier músculo crece cuando se ejercita; no hay que ser genio para entender eso. Invariablemente cuando andamos en Cristo, aprendemos de Él e identificamos mejor las maquinaciones de Satanás. Un cristiano que no es activo en sus deberes, tales como leer, orar, llevar el testimonio de Cristo, etc., es presa fácil de los anticristos (leyó bien mi hermano, hay muchos, 1 Juan 3:18). Pasajes torcidos, mutilados, modernizados, entre otras cosas, abundan y confunden a muchos; es por ello que Juan menciona que hay muchos engañadores que Él dice: No confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Si usted pone atención a ese enunciado Juan implica que antes de venir en carne Jesús ya existía, y eso es algo verdadero, que Jesús antes de venir en carne era Dios mismo. En carne cuando vivió era Dios mismo, y ahora que está sentado en su trono, ya habiendo resucitado, es Dios mismo. Muchos engañan negando la Divinidad de Jesús, pero esa idea es anticristiana, y sólo la conciben los anticristos.

 

Cuando perseveramos en nuestra vida cristiana, crecemos tratando de llegar a la medida de la edad de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13), y eso es una gran prueba de que tenemos al Padre y al Hijo, y por tanto, PERSEVERAMOS EN LA DOCTRINA DE CRISTO.

 

4) OBEDECER

 

“Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras.

2 Juan 10, 11

 

Juan le dio una orden a la señora elegida: ¡No le recibas! Desobedecer es estar de acuerdo con las malas obras de los anticristos. Alguien que tiene a Cristo en su vida, que persevera en su doctrina, obedece sus órdenes. Uno como hijo o subordinado sabe muy bien que significa acatar una orden y también sabemos acatarlas aún cuando para nosotros mismos en ese momento no tienen sentido.

 

Probablemente a la señora elegida pudo pasarle por la mente: “Juan, no seas tan exagerado ni tan cuadrado”, aunque eso lo dudo mucho. Sin embargo muchas veces nosotros si pensamos así ante órdenes directas de Dios. Las cuestionamos, las sopesamos, y si tenemos ganas las cumplimos, si no, pues será para otro día. Quien tiene a Cristo en su corazón no cuestiona sus órdenes, pues Juan nos dice que desobedecer es comunicar con malas obras, las cuales Dios reprueba categóricamente.

 

¿No entendemos a Dios? Créame, más de 6 mil millones de personas en este mundo no lo entendemos completamente (la mayoría ni lo quiere conocer). Pero eso no nos da derecho a cuestionarlo; el verdadero cristiano sabe que al final será mucho mejor de lo pensamos. Disciplinar a niños con vara, predicar a voz en cuello el evangelio, tener una creencia que en todos lados es contradicha y toda la vida ir contracorriente, es algo que humanamente es difícil de entender, y aun así Dios no se molesta en darnos muchas explicaciones. Simplemente ordena ¿No es así? Y así como lo he implicado, si usted es un vivaz seguidor de Jesús, usted seguramente obedecerá. Y eso, se llama PERSEVERAR EN LA DOCTRINA DE CRISTO.

 

Ahora entiendo todavía mejor por qué Juan plantea en blanco y negro esta perseverancia. Tener a Cristo es un cambio de 180 grados en nuestra vida, cambio que siempre nos va a hacer perseverar en Él.

 

 

AMÉN.